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Hemos vuelto de las vacaciones

By 10 septiembre, 2019 No Comments

Hemos vuelto de las vacaciones y con las pilas cargadas por supuesto, como bienvenida a septiembre me gustaría enseñaros este apartamento con un estilo decadente pero donde se le saca el máximo partido. El apartamento pertenece al diseñador Jorge Parra. Perteneciente a su familia, llevaba más de 40 años abandonada y estaba casi en ruinas, era un salón de baile del ‘Palacio de Medinaceli’ en Aranjuez, Madrid con una construcción neoclásica de 1773 y techos de casi cinco metros de altura.

El apartamento ha pasado por una reforma y restauración del espacio, dejando visible las cicatrices del pasado, ahora mantiene un estilo ecléctico y romántico, donde las piezas únicas y con arte no pasan desapercibidas.

No había instalación eléctrica, ni baño, ni cocina. También reconstruyó los techos, deformados y con filtraciones de agua, y tiró todos los tabiques que dividían sus 110 m2.

En el salón se combina el sofá Ektorp de Ikea con cojines de terciopelo Habana de Gastón y Daniela, la mesa de centro de laca china, butaca de ratán de los años 60 de Lagur Vintage, y lámpara de pie italiana de los 80.

En el comedor nos encontramos con una mesa rescatada de la calle y, sillas MR de Mies van der Rohe para Knoll y junto a la barra de la cocina, banquetas italianas de los 50, en L.A. Studio.

En el estudio nos encontramos con un chaise longue del SXIX, de Casa Josephine y unos sombreros diseñados por el mismo, las sillas son de estilo Alfonsina e Isabelina compradas en el rastro y las lámparas customizadas compradas en Ikea.

En el baño, espejo Adnet de Gubi en Qbika, silla art nouveau, lámpara holandesa de bronce heredada, toallas de Zara Home y frascos de tocador, en Lucio y Romana.

En el dormitorio, ropa de cama y alfombras de Zara Home, manta de mohaire de Ezcaray, en Matarranz, taburete Thonet. En la pared, espejo isabelino, en El Rastro, y lámparas de techo de Ikea.

Según el diseñador; “Quería recuperar la esencia de la época de Sabatini en Aranjuez, el aire ilustrado de ese periodo, con una estética aristocrática decadente refrescada a través de guiños contemporáneos”.

Para ello, respetó al máximo la historia de las paredes, muchas de ellas cubiertas por decenas de papeles en mal estado que arrancó parcialmente para potenciar “ese aire vivido que perseguía”. Arrancó el linóleo del suelo y dejó a la vista los hidráulicos y el barro cocido del XIX, conservó la carpintería exterior, y reutilizó las puertas interiores con su nueva distribución.

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Author MOS Estudio

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